No todas las grasas son malas; las grasas saludables, como las que se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva y el pescado azul, son fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo. Estas grasas ayudan a proteger el corazón, reducir el colesterol malo y mejorar la absorción de vitaminas. Reemplazar grasas saturadas y trans por alternativas más saludables puede hacer una gran diferencia en tu energía y bienestar general. Cocinar con aceite de oliva, añadir semillas a tus comidas y consumir pescado al menos dos veces por semana es un buen inicio.